La adolescencia es una etapa de grandes cambios: el cuerpo crece, las emociones se intensifican y la mente busca su lugar.
En medio de todo ese movimiento, el yoga ofrece un espacio de calma, equilibrio y autoconocimiento.
Practicar yoga en esta etapa ayuda a:
- Calmar la mente y reducir el estrés.
- Mejorar la concentración y el descanso.
- Fortalecer y flexibilizar el cuerpo.
- Cultivar la autoestima, la empatía y el respeto.
En Ara Lasai nos gusta transmitir el yoga desde su esencia: no solo como una práctica física, sino como un camino de crecimiento personal y humano.
El yoga enseña a conocerse, a cuidarse y a relacionarse con los demás desde la comprensión y la serenidad.
Hoy, los adolescentes viven muy expuestos al mundo exterior: las redes sociales, las pantallas y la presión por encajar o responder a ciertos modelos de belleza y comportamiento pueden hacer que se alejen de su verdadera esencia.
A menudo buscan ser alguien, cuando lo más importante es aprender a ser uno mismo.
El yoga ofrece un respiro ante todo eso.
En la esterilla, no hay comparación ni juicio, no hay filtros ni personajes.
Solo la oportunidad de volver a mirar hacia dentro, de descubrir que lo valioso no está fuera, sino en la presencia, la respiración y la autenticidad de cada uno.
Aprender esto desde la juventud puede marcar una gran diferencia: ayuda a fortalecer la identidad, a desarrollar una base emocional sólida y a prevenir situaciones de acoso o inseguridad tan presentes hoy en día.
A partir de los 12 años, los adolescentes pueden participar en las clases de adultos, en un entorno cuidado, inclusivo y respetuoso.
Cada práctica se adapta al nivel y las necesidades de cada persona, ofreciendo un espacio donde crecer desde la calma, el movimiento y la atención plena.
Un espacio para aprender yoga, y también para aprender a estar bien consigo mismo y con los demás.
